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La pesca de las
ballenas fue una actividad muy común en
las costas del Mar Cantábrico, fue tan practicada y tan abundante que
desencadenó la extinción total de estos animales a partir del siglo XVIII. El
comercio con el saín o aceite de las ballenas, junto con su carne, barbas y restos
óseos, ayudó a la economía de las villas pescadoras asturianas que disponían de
puertos para el comercio y lugares altos-atalayas- para la localización de la
presa. Es el caso de Candás, localidad costera y marinera del concejo de
Carreño, cuyo puerto vivió su máximo esplendor desde el siglo XIII al XV.
Pero el peligro del
bravo Cantábrico siempre fue paralelo al riesgo de muerte de los marineros. Aún
son recordadas determinadas tragedias en la villa candasina, como por ejemplo
el naufragio acontecido el 9 de enero de
1782 donde fallecieron bajo sus aguas cuarenta y dos, marineros, o el accidente
de enero de 1840, donde perecieron
noventa y seis, dispuestos para la faena del besugo.
Estos trágicos
sucesos, abundantes en la historia de Candás, por desgracia, motivaron a los
habitantes depositar su fe en los rezos hacia Dios, Jesús y la Virgen María,
para que protegieran sus seres queridos, familiares y vecinos durante los
viajes y faenas. Es por ello que las leyendas que posee Candás están vinculadas
a su actividad pesquera y a hechos milagrosos, que han llegado a marcar su
historia
El cristo milagroso de Candás
La Iglesia de San Félix de Candás, enclavada en la avenida
de Bernardo Alfagame, data del siglo Xii y posee, debido a las posteriores
reformas, un estilo especial que porta
detalles del Románico, Barroco y Neobarroco, sus dos altas torres que son de
inspiración barroca, están decoradas con
unas vistosas cubiertas piramidales que
parecen dar la bienvenida a todo aquel viajero que se aproxime. Se trata de la
iglesia parroquial, dividida en tres
naves y con camarín en su cabecera, situado en un altillo.
El camarín es la primera visión que otorga el templo
al visitante, una vez que alcance la posición central del templo. Aquí se encuentra una reliquia de importante fervor
popular se trata del Santísimo Cristo de Candás, una imagen sagrada cuyo hallazgo supuso un milagro para unos
pescadores candasinos, perdidos en busca de ballenas por aguas irlandesas en un
duro invierno del año 1530 o 1540, fecha avalada por Mariano Busto cronista
oficial de Carreño.
Este hecho supuso un milagro y señal divina para el pequeño
pueblo marinero de Candás, que en simbólica procesión depositaron la reliquia
en una pequeña capilla del Hospital de
Peregrinos durante un siglo, hasta su colocación final en el Camarín de San Félix,
en un magistral retablo que aún se conserva y que data del año 1728.Próximo al
Camarín se encuentran decenas de exvotos y ofrendas dejadas por devotos en
agradecimiento por algún milagro que les fue concedido.
El 14 de septiembre es la festividad del Cristo, famosa en
toda Asturias. Ese día se deposita agua
de todos los océanos en el faro de los Ángeles o Templo de los Océanos, en
honor a todos los fallecidos en el mar, en el mismo lugar donde estuvo
enclavado el antiguo faro y donde
actualmente se halla un pequeño recipiente sobre una columna, accesible gracias a una pasarela metálica. También
en la madrugada y en honor de los mismos,
las lanchas salen para arrojar coronas de laurel bendito a la alta mar.
Son tradiciones muy
respetadas, pues estos marineros no fueron enterrados con el debido ritual, como
los demás compatriotas.
De hecho según el
folclore local, en la noche de los difuntos, los pescadores jamás faenaban por
terror, puesto que los espíritus de aquellos
que perdieron la vida bajo las aguas y
que no habían recibido misas por sus almas, aparecían a sus anchas caminando sobre las olas.
Según otra leyenda, recogida en
varias obras asturianas y cuya versión original pertenece a Menéndez Pidal, la talla apareció flotando en
las costas de Candás. El hallazgo supuso otro hecho devocional, pues un marinero confesó, entre
lágrimas y arrodillado ante la imagen varada en la playa, el asesinato de su
compañero de barca, dado por desaparecido en faena pesquera. El terrible acto
criminal había sido cometido en alta mar y la motivación fue por los celos acumulados
de un enamoramiento imposible hacia la
prometida de la víctima...
La actual imagen del Cristo de Candás, es una réplica
al detalle, pero también se considera milagrosa, la vieja fue quemada durante
la Guerra Civil, en 1936, y la nueva supuso un simbólico renacimiento inmortal….
Otra curiosa historia
también vinculada al más de Candás, es
el Pelito de los Delfines.
En la actualidad existe un monumento en recuerdo del especial acontecimiento, situado en el parque del Maestro, Marino Busto cronista
oficial de Carreño cuenta al detalle en su obra “Guía del concejo de Carreño”
el análisis del relato contado por el
maestro Gil González Dávila que aparece en el libro “Teatro Eclesiástico
de la Santa Iglesia de Oviedo” de 1635.
El juicio se celebró en el año 1624, donde
los pescadores de Candás denunciaron a los delfines, o calderones que abundaban en las aguas cantábricas, por destrozar
continuamente aparejos y redes, acabando con la labor, economía y alimento de
la población. La denuncia fue presentada ante el obispo por parte de don Antonio García Valdés, cura de la villa,
fueron también nombrados los respectivos
abogados para acusados y demandantes.
La sentencia fue dictada en firme para los delfines, ante notario y en
alta mar. Cuenta la leyenda que hasta entonces, no han vuelto a nadar por las
aguas de Candás.
Marino Busto cita un documento que
encontró, custodiado en el Archivo Histórico Provincial, donde figura la orden de traer a Casndás a un clérigo desde León,
Comisario del Santo Oficio de la Inquisición, y que era capaz de realizar hechizos contra los delfines.
Gracias a este documento del año 1624, la leyenda del Pleito de los Delfines se
convirtió en un hecho real en los años 80-.
Fuente:" 50 lugares mágicos de Asturias"
Fuente:" 50 lugares mágicos de Asturias"