Entra a un café un hombre llevando un mono con una correa.
Se sienta, pide una bebida para él y un zumo de plátano para el mono.
El
animal se toma un jugo, tira el vaso al suelo y comienza a correr por
todo el bar, lanzando gritos y haciendo destrozos. Finalmente, llega a
la mesa de billar, se para, ve la bola blanca que esta sobre el paño de
la mesa; la agarra y se la come.
El dueño del bar, enfurecido, le recrimina al hombre:
-
Óigame, usted, ¡Ese mono suyo es un salvaje, primero me destroza el bar
y después se come mi bola de billar! Los voy a echar a patadas a usted y
a ese bicho de mierda.
El hombre, avergonzado, le dice al dueño:-
- No se preocupe amigo, yo le pago por todos los daños.
Dicho esto, saca un fajo de billetes y se va.
Al
cabo de una semana vuelven el hombre y su mono al mismo bar. El hombre
pide un trago para él y un zumo de plátanos para el mono. El mono esta
vez se comporta decentemente; se toma su trago y se pone a caminar mesa
por mesa, pero sin romper nada. En esto que ve sobre una mesa un helado
con una cereza encima. Agarra la cereza, la mira bien, y procede a
metérsela en el culo con toda delicadeza. Se la saca, la vuelve a mirar,
y se la come.
El dueño del bar, indignado, otra vez le recrimina al hombre:
-
Oiga! Ese bicho asqueroso suyo es un inmundo! ¿Vio lo que hizo? Delante
de todos mis clientes, se mete una cereza en el culo y después se la
come.
A lo que el hombre le contesta:
-
Si, mire, tiene que comprenderlo, con lo que le costó cagar la bola de
billar, ahora antes de comer cualquier cosa primero la mide.