El reino actual de España nació de nuevo en Cangas de Onís,
donde las tierras de su concejo fueron los escenarios bélicos protagonizados
por la rebelión de unos escasos
valientes contra el dominio del imperio islámico en los comienzos de la llamada
Reconquista. Tras la victoria en la llamada Batalla de Covadonga, en el año
722, por parte del revolucionario Pelayo, que se proclama “Pinceps”, se
establece la aldea de Cangas de Onís
como la primera capital del Reino Asturiano. La figura de “Princeps” no
significa príncipe, sino más bien “principal”.
Era un puesto que
según se sabe por las estelas funerarias encontradas, representaba a los
principales mandatarios, que, junto a los druidas y sacerdotes, eran los más
fuertes de las tribus cántabras y de los
astures.
Actualmente, Cangas de Onís es la capital del concejo del
mismo nombre, y en todo su aire se puede respirar la tradición y el recuerdo de
aquellas batallas que acontecieron hace
más de mil años. Por desgracia, el protagonismo bélico de esta villa perduró en
distintas etapas de su existencia hasta la actualidad. Durante la Guerra de la
Independencia hubo muchas muertes al ser asaltada por los franceses en varias
ocasiones y durante la Guerra Civil fue incluso bombardeada…
Cangas de Onís
conoció el esplendor de la victoria y la esperanza y fue un lugar protegido y estratégicamente
privilegiado donde poseía las mejores murallas
naturales, las montañas. Fue capital durante siete décadas (70
años) del Reino de Asturias, hasta que
Alfonso II el Casto la trasladó a Oviedo en su periodo de reinado. Según
sabemos gracias a las más antiguas crónicas Alfonsinas y Albeldenses, el
reinado del “princeps” Don Pelayo perduró
19 años y, tras su muerte en el año 737, le sucedió su hijo Favila o
Fafila….